Contratos

contratos, contratos y mas contratos, esa era la vida del licensiado Lopez, lector por oficio y abogado de profesion, un hombre de mediana edad cuyo perfeccionismo lo hacia el mejor abogado, y tambien el mas solitario.
Alto y de compleccion atletica, el licensiado nunca habia tenido, ni se preocupaba por tener una relacion fuera de la oficina "el amor" solia decir, "no es mas que una perdida de tiempo, yo recuerdo lo que mi madre solia decir, -un contrato, eso es lo que es-, decia ella -un contrato que debe renovarse cada mes, cada semana si es necesario, por si uno de los dos no quiere, se anule el contrato sin ton ni son-" recuerdo muy bien esos dias, pues fue cuando llego Rosario.

Ella llego cuando el licenciado decia su celebra frase, y espero pacientemente mientras el terminaba, mirandome de ves en cuando con una sonrisa de "esto me parece amenamente entretenido". el licenciado, como era costumbre cuando empezaba sus discursos, no se dio cuenta de la cliente hasta que, una ves terminado de hablar, ella se acerco diciendo "bravo!, bravo! licenciado, cuanta razon tenia su madre! es por eso que yo vengo a tramitar mi divorcio". desde ese dia, el licenciado y Rosario fueron como u;a y mugre.

Ella habia llegado, segun nos conto, porque ya no aguantaba mas a su marido, perro infiel que la queria por su dinero, en fin, en este mundo tan solo esta Tlaloc para juzgar, y a nosotros los hombres, o bueno, al menos en este despacho, tan solo nos corresponde tramitar los divorcios, ahora, como ya dije, el licenciado y Rosario, desde el momento de conocerse, se hicieron grandes amigos y no paso mucho antes de que el licenciado me confesara algo:
"Rosita" me dijo "creo que me estoy enamorando de esa mujer" "comooooooo" le respondi entre feliz y extranada "usted licenciado?", mirandome seriamente, el licenciado me respondio "si, y manana, le pedire un cita".



blaaaaaghhh Frauleins bist como el gobierno mexicano durante regimen priista, porque "aqui no pasa naaaaaada" pff u.u en fin.