Cierto dia, al estar descansando el maestro, ve pasar a su alumno con una expresion en el rostro caracteristica de quien ha sido herido por Cupido. Preocupado por el bienestar de su alumno, le pregunta la razon de su animo. El alumno, quien habia detenido su melancolico caminar solo por el afecto hacia su maestro, le responde de la siguiente manera: " maestro, no se que es lo que me pasa, cada vez que la veo mi mundo se destroza, arde en llamas y se vuelve a crear, con una sola mirada puedo escribir sobre la belleza infinita, o destruir las rimas mas faciles. Maestro, se que no podre tenerla, ni hoy ni nunca, y aun asi,siento que sin ella no podria vivir, que es lo que me pasa maestro? que es lo que me vuelve tan vulnerable a ese angel imposible de alcanzar?"
al escuchar esto, el maestro no pudo contener una triste sonrisa, la cual escapo silenciosamente de su ser, acentuando las ya visibles arrugas de su sabio ser. "hijo mio" contesto, "ese angel del que me hablas es la maldicion de todo poeta, ese angel es la belleza, la perfeccion que deseas, la pureza que nunca podras tener. asi que amala hijo mio, adorala y vela por ella cual perro celoso, puesto que aun cuando sabes la triste realidad, la infinita ironia que representa el estar tan lejos de su cuerpo cuando no podrias estar mas cerca de ningun otra alma, aun cuando sabes, en pocas palabras, que la perfeccion no sera nunca tuya, cuidala como si lo fuera, pues este es el castigo que Apolo ha impuesto sobre nosotros por superar en belleza sus rimas, el dulce gozar del amor, sabiendo que nunca sera correspondido."
dicho esto, maestro y alumno se retiraron, cada quien recorriendo distintas sendas, cada quien pensando en aquella por quien darian la vida, aun cuando ella no lo supiese.
Laguila.
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