domingo, 15 de marzo de 2009

19 de Marzo

Querida Celia:

Hace una semana ya que no te escribo, y comienzo a extrañarte. Se que no debería, que el esfuerzo y dedicación que requiere la casa deberían de matener a mi mente lejos del recuerdo de aquella tarde gris, en que tu Dios decidió separarnos. Pero no puedo, y con cada noche que pasa, con cada día que trabajo, tu recuerdo va creciendo en mi alma, huyendo, como un fantasma, cada vez que intento tomarlo entre mis manos. te extraño mi pequeña Celia, te extraño mas de lo que puedas imaginar. Cuando vendrás a visitarme? Di que pronto, te lo ruego, o mejor aún, di que has de renunciar a aquella fe que tanto dolor me ha causado, di que renunciaras al amor de un dios por el amor de un mortal, y seré feliz.

La casa sigue bien, cada día que paso entre los trabajadores los voy conociendo más, cada rostro una historia que contar, cada mirada un reflejo de su responsabilidad, un espejo en donde se ven los rostros de aquellos pequeños hambrientos por quienes trabajan, para poder llegar al final de día con un pan para otorgarles. Me sorprende mucho la vida aquí, hermana mía, es tan diferente a la que llegué a conocer en nuestra ciudad, en donde todos tenían suficiente para vivir. Aquí, los hombres deben trabajar de sol a sol, sudandoen el intenso verano y helándose en invierno, para poder llevar a casa dinero que no sería suficiente para una persona. Me entristece, y pienso cambiar eso. Estoy seguro que al leer eso habrás de estar riendo, recuerdo que de pequeño me llamabas tu héroe, siempre intentando salvar al mundo, siempre intentando cambiar. Si tan solo el mundo quisiera ser cambiado, todo sería felicidad, no lo crees?

Hasta luego hermana mía, espero estes bien,

Besos

Tu pequeño héroe decepcionado: Santiago

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